Una de las grandes deudas de la Reproducción Asistida es el temita de manejar la betaespera.
La betaespera es el nombre que le hemos dado al período (entre 10 y 14 días) que dura desde la inseminación/transferencia embrionaria hasta el día que vamos al laboratorio a medir la presencia -o no- de la hormona del embarazo (beta-hCG) en sangre.
En betaespera puede suceder que un poco de aire intestinal nos eleve el optimismo al máximo porque imaginamos que es una reacción espontánea del útero al anidarse un embrión y no una simple flatulencia. O que el dolor e inflamación de las gomas nos lleve a la depresión porque anticipamos que la tía Colorada está por llegar.
Si estornudamos, sentimos que quebramos al embrión por la abrupta contracción de nuestro cuerpo. No queremos usar escaleras pues creemos que eso hará que el embrión se resbale de nuestro endometrio.
Empezamos a ingerir cosas que no solemos comer, porque Mabel leyó en un blog que alguien comió ajo en compota y quedó embarazada.
En betaespera nos importa un carajo los fundamentos científicos.
Pero vuelvo al ‘hiperalertismo’ que nos invade buscando síntomas. Un grano en un lugar raro, hormigueo en la espalda, dolor de cabeza o no tener dolor de cabeza, tener mucho sueño o no tener sueño en lo absoluto. Hiperventilar y llorar mucho. Mucho, posta.
Estridentes variaciones emocionales: enojarse ‘nivel Baby Etchecopar’ porque se rompió la medialuna cuando la mojabas en el café con leche, pero llorar de la felicidad por que cayó dentro de la taza y no hiciste enchastre.
Asco repentino a la comida favorita y luego comer tres kilos de comida favorita porque estamos en beta y somos unas cerdas.
Todo parece un síntoma de embarazo y nada parece un síntoma de embarazo.
Vamos al baño a hacernos un papanicolao con papel higiénico buscando presencia de tía Colorada…
Y ni hablemos de las adictas a los pipitest que empiezan a testear desde el día 1 post transfer. Las AMO.
Me pregunto cuándo los laboratorios se meterán en este asunto pues estamos necesitando, entre tanto entresijo y hormonas, BETAzepam un miorrelajante de los sesos que -sin interferir en todo el resto-, ayude a hacer la betaespera más llevadera.
Soy Maru Pesuggi, autora del libro ¡Que me parta un Milagro!, me tocó atravesar un largo camino hacia la maternidad y hoy sigo acompañando el viaje de otros…
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