Me vino de nuevo, como de costumbre. Es algo que entre todo lo que no parece funcionar bien, siempre funciona bien. No falla. Cuando tiene que llegar, llega.

Me ilusiono. Siento la previa pero me ilusiono porque los síntomas de embarazo son parecidos a los premenstruales.

Voy sabiendo más sobre mi biología y fechas fértiles, entonces vamos probando el “día sí y día no”, y si falla, vamos por todos los días.

Cambiamos la técnica, las posiciones, las fechas, siempre observando y sintiendo mi propio cuerpo.

No hay garantías que la reproducción asistida funcione y eso también es bueno. Exceptuando ciertos diagnósticos, tampoco hay certeza de que 𝐧𝐨 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞 por el método libre de ciencia y medicina… entonces seguimos intentándolo.

Soñar con el positivo previo al ciclo de empezar el tratamiento parece moneda corriente. También con poder gritarle en la cara al de la obra social que al final no hace falta que autoricen nada, porque finalmente lo logramos.

Pero me vino, otra vez.

Se endureció mi piel con el paso del tiempo, pero nunca pierdo la esperanza, y cuando la veo llegando en rosa sé que otra vez no pudo ser y algo en mí vuelve a caer.

A pesar de tener todo listo para empezar, a pesar de que en la heladera me esperan cajas de felicidad en formato “tratamiento inminente”… ese deseo de no necesitarlas me espera latente en otro “me vino… la puta, me vino”.

Desde que conocí al infertilidad no hay día que ver llegar a la tía Colorada me haga pensar en otra cosa, incluso en esos ciclos en los que no buscamos. Siempre me recuerda que no tengo el poder de elegir y eso rompe mi independencia reproductiva.

Pero aprendí que no puedo hacer duelo por lo que nunca tuve. Que cuando llega, inmediatamente empieza otro ciclo de oportunidades.

Que así es cómo me avisa que algo funciona bien en mí -aunque no acepte que es justamente otra cosa la que quiero que funcione bien-. Que se renueva un endometrio que esperó algo que no recibió.

Me está avisando que volverá a estar expectante, esperando su oportunidad de darme otra noticia. Que es parte de mí y seguirá intentándolo junto a mi.

Hoy me vino y empezó de nuevo. Espera su momento como yo espero el mío.


Soy Maru Pesuggi, autora del libro ¡Que me parta un Milagro!, me tocó atravesar un largo camino hacia la maternidad y hoy sigo acompañando el viaje de otros…

¿Todavía no lo leiste? El libro: http://libro.quemepartaunmilagro.com.ar

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