Dejame contarte la razón de porque creo que el spam nos puede cagar el día.

Un poco de historia: todo comenzó una tarde hace muchos años cuando bajé mis mails para ver si me había llegado algo útil, urgente o entretenido -todos tenemos un amigo que nos reenvía cualquier pelotudez que encuentra en Internet-. Ese día, por cosas del destino, quien sí me había escrito era un príncipe de Nigeria. Sí, estoy hablando de un miembro de la realeza del país africano, a pesar de saber que no existe monarquía reinando esa área. No sabía porqué pero estaba dispuesta a leerlo ya que no todos los días uno tiene la oportunidad de hablar con un príncipe -así sea de fantasía- aún así no respetase los protocolos y manejara un español dudoso. La misiva comenzaba con un “Estimado señor López, contacto con usted porque necesito ayuda”. Si ya era raro que un príncipe nigeriano me escribiera, mucho más es que lo haga para pedirme ayuda, equivocándose de destinatario, porque yo soy Pesuggi. El mail continuaba “Debo trasladar una suma muy importante de dinero -millones de dólares- al extranjero para que no caiga en manos corruptas. Es preciso hacerlo con discreción, por eso necesitaría utilizar su cuenta bancaria para conseguirlo”. El capo le prometía a López recompensarle la gentileza. Haciéndome pasar por López le dije al principito que podía contar conmigo. Unos días más tarde me escribe otra vez para decirme que estaba sufriendo sobornos y que necesitaba guita. En ese momento el príncipe se convirtió en sapo. Y como tengo un cocodrilo en el bolsillo no le pasé ni un centavo.

En otra ocasión, Marido se estaba duchando y le llegó un mail al teléfono. Como esposa atenta que soy -y no de curiosa, obviamente- miré la pantalla para ver quien se lo enviaba. El remitente tenía un nombre raro, de esos que no sabes si es un hombre con nombre de animal, o de una mina con nombre de contenido de remedios. Como no quedó claro entré al mail. Se supone que era una mina que quiere conocer a Marido para entablar una amistad con él. La propuesta quedaba «abierta» con un «quién sabe después como puede continuar nuestra amistad». Dijo que buscaba amor, encima «el gato en celo» que, por cierto, era rusa, escribía en un pésimo español, y aun así trataba de hacerle preguntas a Marido para conocerlo mejor. Una de las preguntas era si le parecía lo suficientemente sexy adjuntándole una foto pecaminosa. Luego de una larga charla Marido me convenció que no está intentando traerse de contrabando una amiguita rusa a Argentina.También me ha pasado de ganarme autos BMW 0 km en concursos que nunca participe y en los cuales, extrañamente, para retirar mi nuevo rodado tenía que brindar mis datos personales, entregar una muestra de sangre y la contraseña de mi mail (jajajaja). En otras oportunidades Microsoft me avisó por mail que mi computadora estaba en peligro de ser hackeada y para evitar perder mis documentos tenía que informar la contraseña de mi Windows y mi dirección postal.

Incluso, y como último recuerdo anecdótico, siempre una farmacia Canadiense me invitaba a alargar el pene que no tengo.

Todos hemos pasado por correos similares. Pero este fin de semana me llagó un spam que me indignó profundamente. Porque el spam no es mas ni menos que eso: publicidad que llega a nuestra casa «virtual» sin que la pidamos. Spam es querer tomar datos de manera ilegal pintándonos el cuadro de sorteos, de premios y de cosas así que son mentira. Y ahora, para mi, el spam también te puede cagar el día.

El martes de 19 agosto fue mi cumpleaños N° 31 -lo digo orgullosa- y entre pitos y flautas tuve como 4 festejos. El del sábado era con amigos en mi casa, así que amanecimos con Marido con una lista que incluía una serie de cosas que debíamos hacer para tener todo preparado para la celebración. Yendo al super me suena el celular, era un mail que había entrado a mi cuenta de «Que me Parta un Milagro», yo rezaba «que no sea una infértil con malas noticias, por favor, hoy no, hoy es un día feliz, que no sea una mala noticia, que sea algo bueno, algo lindo, por favor, que no sea una pregunta para calcular las fechas fértiles o la foto de un hongo raro, por favor» y mis deseos se materializaron: no era un correo de una hermana de lucha siquiera. Era peor. El remitente era «Todo Papás«, bien, copadíiiiiiiiiisimo que me llegue ese mail a esta cuenta. El asunto del correo «Mesa redonda de Fertilidad» ahí largué el aire que venía conteniendo y seguí con las compras, más tarde leería el contenido del correo que a pesar del remitente parecía adecuado para que yo lo reciba.

La noche se acercaba, mi casa estaba pronta para recibir a mis invitados y yo estaba producida. Sentada en el living de mi mansión de 1000 hectáreas me dispongo a leer ese mail sobre «la mesa redonda» -de los caballeros del Rey Arturo infértiles-. Era una invitación especial para bloggers, «¡que buena onda esta gente, que considerada» me dije a mi misma y continué leyendo la invitación, graciosa con imágenes muy simpáticas. Era en Barcelona… que lástima que me queda lejos… me pregunto de donde sacaron mi mail… oh… esto sigue… esta invitación viene con regalos, «me gustaría que en mi país fueran tan considerados también en invitarme a algún lado y regalarme algo, los Españoles me caen 10 puntos, la… verdad… que… carajo??????»

Indignación al 100%.

Me invitan a una mesa redonda de fertilidad… genial.
Me invitan a una mesa redonda de fertilidad Rey Arturo, en otro continente… ok… no sabían.
Me invitan a una mesa redonda de fertilidad Rey Arturo, en otro continente y me regalan cosas… Gente simpática.

Me regalan cosas para bebés. ¿ME ESTÁN JODIENDO?

Me pregunto si alguien del departamento de marketing y publicidad de esta empresa tiene cerebro… o mejor dicho corazón. Desalmados, frívolos. Los imagino armando campañas para:

– personas con mal de Parkinson «Vení a nuestro encuentro, jugaremos a las casitas de naipes»;
– los amnésicos «En nuestra reunión mensual jugaremos a encontrar el tesoro»;
– ciegos «Gran sorteo entre los finalista de Jugando a las Escondidas»;
– paralíticos «luego de la charla bailaremos los mejores éxitos de los 80»;
– pacientes con Asperger: «Te vas a morir de risa con nuestras charlas»;
– mudos «Pronunciando el código #Premio1001 te regalamos una maceta con un cactus».

El spam del orto te puede cagar el día. Como Lic. en Administración me indigna, pero como hermana infértil me duele que quienes se suponen que deben -al menos- intentar comprender esta enfermedad actúen de esta manera.

No, no voy a ir a la «mesa redonda Rey Arturo» aunque sé que mal no les vendría un curso corto acerca de «Pacientes de infertilidad – como dirigirse a ellos sin cometer errores pelotudos» aunque también puedo dar una clase magistral de márketing, desarrollo, publicidad y diálogo con clientes… estoy disponible en Skype también.

¡No fui, pero la pase genial en mi cumple! Gracias a la #infertilpandy por los saludos y a todos en Face y Twitter que se hicieron de un ratito para saludarme.

Ya saben, mejor contratar un anti-spam y nunca dejar de leerme jajajajaja… claro que no. Un beso gigante, un aplauso de ovarios, una palmada de endometrio y mucho, mucho POLVO DE BEBÉ para todos!

PD: Ana querida, si estás leyendo, feliz cumple para vos también. Besos a vos y a ella 🙂

 

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