“Si existe algo bueno, algo que puedo rescatar de todo este dolor, es haber podido conocerlas a ellas, haberte conocido primero a vos, luego tomar la iniciativa y decir: alguien debe estar pasando por lo mismo que yo en mi ciudad…”
Ella es Romina Bonomi de la ciudad de Bahía Blanca, Argentina.
Hace unos meses, luego de un encuentro que hicimos en CABA, propuse en nuestro grupo de Facebook, (que es cerrado y privado https://maru.page.link/grupo) que cada uno dejara el nombre de su ciudad en un post, para que pudieran encontrarse, porque a veces parece que la “movida” solo está en la Capital.
Se fueron contactando por coincidencia de ciudades o cercanías, pero sin lugar a duda, la que más está creciendo, a la que más se están sumando, es la Tribu de Bahía Blanca.
Sólo se trata de tener ganas y poner un mensaje: siempre habrá alguien más cerca de lo que uno cree. Un paseo, un café, una salida, algo bien informal, solas o con parejas, así se va tejiendo una red de contención que merece que se conozca, que sirva como ejemplo. No es difícil, hay que dar el primer paso, como lo hizo Romina.
Esta nota quiere inspirarte a través de las Bahienses para que se tome el ejemplo de ellas, donde hoy, cada una cuenta con más compañía con quien compartir un momento, una charla, un grupo de WhatsApp, un libro (¡Que me parta un Milagro!, por ejemplo!).
Se presentan como “soy de la Tribu* de Bahía”. Se identifican, se sienten parte de algo que no es una condición meramente biológica, no es un deseo que se frustra cada 28 días (o en cada tratamiento), van afianzando vínculos y seguramente muchas de ellas (como me pasó a mí hace 5 años!) algunas terminarán siendo grandes amigas. *Mi editora me diría que “tribu” no va con mayúsculas… pero cuando algo se hace grande (no en tamaño, sino en contundencia) me gusta usarlas.
Ahora se quieren venir para Buenos Aires (¡¡y yo tengo muchas ganas de conocerlas!!), las veo en las fotos, brillando, valientes, leonas, con dudas y con certezas, me hablan de que cuando una está decaída, siempre hay otra que está alentando o prestando una oreja, y que claro, luego se cambian los roles… es la vida… y es “una manera de sanarse a uno mismo”, dice Romina.
La Dra. Sandra Miasnik dijo en el prólogo de mi libro, hablando de la búsqueda de un hijo: “(…) Hay personas que se enteran de que están rodeadas de un entorno tóxico, otras afianzan vínculos o conocen personas que de otra manera tal vez no hubieran conocido.”
Hacé Tribu, en donde estés. Porque seguro que vas a estar mejor. Seguro.
Quiero cerrar nota con la raíz de todo esto: “habernos encontrado significa que cuento con alguien más que sé que realmente me entiende”.
¿Más claro?… Tribu.
Las fotos fueron publicadas con la autorización de quienes se encuentran en ella.
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