Sábado 17 de Mayo 2014, me despierto temprano solamente para abrir los ojos, lavarme los dientes y volver a la cama para quedarme con Marido charlando entre las sábanas porque hacía demasiado frío para salir al mundo.

Nuestro sábado estaba programado desde hacia tiempo, al medio día estuvimos en un cumple comiendo unas ricas hamburguesas a la parrilla en una tarraza y a pesar del frío, estar bajo los cálidos rayos del sol, hizo ese almuerzo muy acogedor.

Luego volvimos para casa, me bañé, porque odio tener olor a parrilla en el pelo -sí, soy TOC-. Tomé un fibrón negro y al rato mi hermana del alma me pasó a buscar por mi casa: nuestro destino era el Planetario de Buenos Aires.

Ese sábado 17 de Mayo de 2014 la asociación Sumate a Dar vida festejó sus sexto aniversario. La gente de «Sumate» trabajó y trabaja por la Ley Nacional de Fertilización Asistida, y también asesora a pacientes de todas partes del país en relación a la cobertura en los tratamientos que deben prestar las obras sociales y empresa de medicina prepaga. Además, participan activamente creando espacios de apoyo, contención y de información, con jornadas en las cuales también participan otras asociaciones como Concebir. Es una asociación creada por pacientes para pacientes, que trabaja por el presente y por el futuro de una de cada seis parejas que no pueden tener un hijo de forma «convencional», si vale así decirlo.

Yo quise estar en ese festejo, porque si bien mi lucha ya cumplió sus tres años, en este último conocí a este grupo de personas que no sólo están en la misma que yo, sinó que trabajan por todos, sobre todo con ética… cosa que le falta a otras asociaciones.

El festejo consistió en varias actividades que arrancaron a las 13 hs. y más que nada estuvieron destinadas a los más chicos: taller de origami, de danzas árabes, de cuentos y dibujos, de maquillaje artístico, música, magia y payasos. Atracciones para los más chicos para disfrutar en familia.

Haber llegado más tarde -por el cumpleaños del medio día- me supuso una especie de alivio, no se que corno hubiera hecho desde el principio del festejo sin hijos a quien enseñarles origami, sin ayudarlos a dibujar, sin poder maquillarlos de esa forma rara que se usa ahora… lo que no quería perderme era estar presente para festejar un año más de Sumate…

El primer momento mas emocionante fue conocer a Mai. Mai es hija y mucho mas con apenas 6 meses y medio de vida. Es la hija de Maria Teresa y de Guido, que son parte de la «cabeza» de Sumate. Mai también es el resultado de la perseverancia, es la sonrisa buscada por muchos años, es inspiración, es fortaleza, es un «Sí, se puede!». Es el fruto de una búsqueda que no tocó un microscopio, no tocó una partera; Mai directamente aterrizó en el corazón de sus papás que la gestaron entre sueños durante largos y duros años. Verla durmiendo entre los brazos de su mamá Teresa, que le mecía con dulzura, y quien la describía con los ojos llenos de alegría y lágrimas sabor a miel me emocionó. La sonrisa de esa mujer luchadora lo dijo todo: finalmente realizada en una familia tan deseada, hoy ya no es un sueño: es una verdad. La escuché decir que festejo tantos años de Sumate esperándola y hoy estaba junto a ella en el festejo. Sublime. Miren el antes y el después.

«El fin de fiesta» que vienen haciendo es de un grado de simbolismo fenomenal. Cientos de globos llenos de helio, todos de color violeta (que es el color de Sumate) se sueltan al cielo. Pero ahí no termina ni empieza la cosa. En cada uno de esos globos se escriben los nombres de los hijos que aún no llegaron o los que llegaron (en modo de agradecimiento)… y no importa si vivís en la otra punta del país, porque todo se organiza: quien no podía estar presente en el Planetario envió por la web esos nombres y la gente de Sumate se encargó de escribirlos por ellos. Una vez que todos hacen lo propio los globos se sueltan y suben al cielo.

Y esa es la descripción de lo que fue ese momento cúlmine del festejo. Pero me quedo corta.Mirar al cielo es pedirle a alguien o algo, que existe o no existe, que es mas grande que uno. Mirar al cielo es alzar la mirada y llenarse de azul y de luz, y creer que alguien o algo puede escuchar nuestro corazón y concedernos un sueño hecho realidad. Mirar al cielo es pedir un deseo que nace del amor mas puro y glorioso.El viento levantó mi globo y el globo de tantos. Algunos agradeciendo sus milagros, otros pidiendo que nos parta un milagro. Ahí se iba mi globo y los globos de tantos, el viento soplaba sereno hacia el Este en una tarde que iba terminando en violeta. Y el cielo se pobló de una nube de globos, tal vez demasiado grande porque somos muchos, y esos globos flotaban juntos con rumbo desconocido pero todos se levantaron de la tierra con el mismo propósito. Arriba, hacia las nubes iban los deseos, creemos que nuestros hijos nos miran desde algún lugar y están perdidos por eso los llamamos con sus nombres para que lleguen a nosotros. Mi globo y ese globo de tantos, significa la unión de la existencia: de quienes somos con quienes queremos hacer existir. Y también representan los que tantos fueron buscados y hoy forman parte de un presente cierto.

Todos los globos subieron al cielo, todos nos quedamos mirándolos. Sólo pude suspirar y llorar en una explosión de deseo, de esperanza, de fe, de ilusión.

A mi lado otros lloraban también, algunas lágrimas pedían como las mías… otras agradecían mientras abrazaban a sus hijos, ellos son los que estuvieron en mis lágrimas en otro momento y también miraron al cielo y se llenaron de azul y violeta con el sabor a la dulce victoria.

El año que viene volveré, y espero escribir en un globo el nombre de él o de ella. Seguramente vuelva a llorar emocionada, solo espero que las lágrimas me sepan a la dulzura de pensar en ese globo que solté la tarde del 17 de Mayo del 2014. Y mientras me abrace a mi panza o a mi hijo, diré: Gracias por bajar mi milagro… Sí, se puede.

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